domingo, 3 de marzo de 2013

Es triste despertar cada día, mirarte al espejo y ver todos y cada uno de los defectos que tienes, no sentirte bien contigo misma, odiar tu cuerpo, tu cara, tu cabello. Luego, llegar al colegio y que todos te miren, murmuren cosas de ti y se rían a tus espaldas. Entrar en tu salón de clases, sentarte en tu puesto y que nadie se acerque a ti aunque sea sólo para decirte "Hola", que todos estén a tu alrededor hablando de cosas de su preferencia mientras tu estas ahí, sintiéndote como un bicho raro. Cuando hablas todos te miran como si estuvieses loca y por eso prefieres callar. En las horas de descanso sólo te sientas en el piso del pasillo con tus auriculares y miras a todo el mundo, las personas siguen ignorándote como si no estuvieras ahí. Los pocos amigos que tienes están con sus otros amigos conversando con ellos y haciéndote a un lado. Quieres huir, quieres llorar, pero no quieres parecer cobarde, por eso te quedas, soportando toda la mierda que recibes, soportando a cada persona que ríe de ti, a cada persona que te insulta, te quedas aunque te ignoren cuando hablas. Te quedas, sufriendo en silencio.
No soy la típica chica que a todos le agrada, no soy la chica popular, ni la que sonríe todo el tiempo. Soy más bien la invisible. Si, eso soy, la amiga invisible, la fea, la que todos ignoran y pasan por encima. La chica de buenas notas a quien llaman nerd, la delgada a quien llaman anorexica aunque no lo es, la chica con acné a quien llaman fea. La chica alta sin curvas, la plana, la sin cuerpo. Soy la chica a quien la sociedad juzga y aparta porque ama leer un libro y sumergirse en un mundo irreal. Esa soy yo, la chica a quien la sociedad a marginado por no ser como el resto.